¿Producir, usar y al final tirar? No, reducir, reutilizar y reciclar, son las 3R que en principio, nos propone el modelo de economía circular, que busca aprovechar al máximo los recursos, empleando estrategias como reducir al máximo los residuos o desperdicio, la re-utilización de materiales para crear o producir nuevos productos, y el reciclaje de materiales renovables, todo con el propósito de mitigar el impacto en el medio ambiente. Es así como surge este modelo de economía que busca lograr que los residuos se conviertan en recursos: producir, utilizar, reciclar, y volver a producir.
Con el tiempo han aparecido más ‘R’, en la medida que diferentes sectores descubren nuevas formas de aportar para tener un mundo sostenible. Actualmente en torno a la economía circular, se piensa en aspectos claves como repensar los procesos de producción, reutilizar materiales, reparar los productos para ampliar su vida útil, restaurar y darle a los productos una nueva vida, re-manufacturar productos exclusivamente con materiales renovables o reciclados, reducir al máximo los desperdicios y residuos no renovables, reciclar y recuperar materiales que hayan sido desechados prematuramente.
A este pensamiento que invita a valorar más las cosas que tenemos y a no desestimar su utilidad en muy corto tiempo, se han ido sumando con el tiempo personas, colectivos, empresas e incluso gobiernos, desde muy diversos sectores sociales, económicos y culturales. Así se empieza a manifestar cambios en nuestra mentalidad con relación a la estética, la funcionalidad y el consumo. Y desde luego la industria automotriz no ha sido la excepción.
El coche como ejemplo de economía circular
En un escenario ideal, querríamos que todos los coches desde su fabricación, durante su vida útil y en su posterior eliminación no produjeran residuos ni contaminación. Si bien es cierto que hoy en día, se han hecho muchos esfuerzos por minimizar el impacto y a su vez aumentar el grado de circularidad de un automóvil, en la práctica resulta muy complejo llegar a esto.
Durante la etapa de diseño previa a la fabricación de vehículos, muchas marcas han mejorado sus procesos, seleccionando materiales que se puedan aprovechar y reutilizar, han desarrollado y métodos de producción que minimizan la huella de carbono. Por ejemplo, para los vehículos eléctricos, se apuesta por el uso de baterías que alarguen su vida útil del coche, empleando componentes que podamos reutilizar o reciclar para reducir la generación de residuos.
Pero no todo es responsabilidad de los fabricantes, tu como conductor y usuario tienes un rol protagónico, no solo al momento de elegir que coche vas a usar, sino haciendo un uso responsables y eficiente de tu vehículo en los que se refiere al tiempo de uso, al grado de ocupación para asegurar una movilidad sostenible, así como en lo que se refiere a su cuidado y mantenimiento, durante su vida útil.
Finalmente, con la normativa para el tratamiento de los coches fuera de uso en Centros Autorizados para su Tratamiento — CAT, tenemos un muy buen ejemplo para poner la economía circular sobre ruedas.
Cuando un coche sufre un accidente desastroso o simplemente sale de circulación, no se tira a la basura sin más. Del mismo modo que depositamos nuestros residuos en los contenedores especializados, tu coche viejo y en desuso debe ser entregado a un centro especializado para que se haga un procesos de tratamiento medioambiental adecuado.
¿Cómo se hace el reciclaje de un coche?
Inicialmente, se descontamina mediante la extracción de todos los elementos peligrosos para el medio ambiente, como combustibles, gases, aceites, el acido de la batería y otros líquidos, se retiran y son almacenados en contenedores especializados, para ser entregados a gestores autorizados para su recuperación, reciclaje o destrucción.
Posteriormente se desmontan todas las piezas en buen estado, que pueden ser re-utilizadas para reparar otros coches como neumáticos, líquidos, cristales, retrovisores, amortiguadores e incluso motores en buen estado. Todos estos componentes que pueden tener una segunda vida son vendidos como piezas de segunda mano. Así, no se destruyen de forma innecesaria sino que ayudan a otras personas a renovar componentes de sus propios coches a un menor coste.
Finalmente el vehículo se envía a una instalación de fragmentación, donde por medio de distintas tecnologías de separación se recuperan distintos materiales como acero, aluminio, cobre, plásticos o poliuretano para ser reciclados. Estos materiales son enviados a procesos de reciclaje o en caso que se encuentren en muy mal estado, debido a su elevado poder calorífico se utilizarán como insumo para preparar un combustible derivado de residuos. La energía generada de este modo, y todas las materias primas obtenidas, se utilizarán en la elaboración de nuevos productos, incluso nuevos coches.
Elementos como los neumáticos no resultan peligrosos, a no ser que se te ocurra quemarlos en cuyo caso son altamente contaminantes, pero en caso que no se puedan utilizar como de segunda mano, se suelen emplear en la elaboración de muchos de productos.
Y con el cuero… restaurar, renovar o reciclar
En el caso de las fibras de la tapicería del coche todo depende del material y de su estado. En el caso de los tapizados en tela, lamentablemente no se puede recuperar, usualmente son desechados como basura. Y con los tapizados en cuero, la historia no es muy diferente, en la mayoría de los casos este tipo de productos son clasificados como impropios y descartados en los procesos de valoración de residuos. Aunque el cuero sí puede ser restaurado, renovado, reutilizado e incluso reciclado.
El cuero es uno de los materiales naturales más antiguos, duraderos y versátiles, a través de la historia ha estado presente en la fabricación de ropa, calzado, armamento, empaques, viviendas, embarcaciones y muchos otros elementos. Aún así, existe un alto porcentaje de residuos de cuero a los que podemos dar un nuevo uso gracias a la economía circular.
Reutilizando el cuero
Los tapizados de cuero de un coche en desuso no necesariamente están en mal estado, por lo que su material puede ser empleado para la crear de otros artículos, como lo hace la empresa Langthaen, quienes en forma muy creativa han desarrollado su negocio, bajo la idea de transformar la tapicería de un vehículo clásico en exclusivos artículos artesanales como bolsos, billeteras o cinturones.
Otro ejemplo de como aplicar la economía circular en la industria del cuero fue la asociación de Hyundai con la marca de ropa Zero+, para crear una colección durante la Semana de la Moda de Nueva York, usando el cuero sobrante de los coches de la compañía automotriz, con el fin de mostrar cómo los desechos pueden tener un buen uso y no tienen que ser descartados, podrían encontrar una nueva vida con sólo un poco de creatividad e imaginación.
Reciclaje del cuero
Los residuos de cuero no son propiamente orgánicos. Cuando encontramos este material normalmente está teñido, grabado, estampado tratado con productos químicos abrasivos, e incluso algunos de ellos tóxicos como el cromo o el titanio. Por ello el reciclaje del cuero requiere de un tratamiento especial, que empieza con una cuidadosa clasificación, según el tipo de material y del tratamiento de curado que haya tenido en su fabricación.
El proceso de reciclaje del cuero por lo general es similar al que se utiliza en el reciclaje del material orgánico y que consiste en depositar los residuos en una atmósfera inerte que facilita su descomposición por calentamiento y en ausencia de oxígeno. Esto tiene como objetivo la producción compost, de gases que pueden utilizarse como materia prima para elaborar combustible, productos químicos o carbón activado para el tratamiento de agua, y la obtención de biodiésel.
Por otra parte, y debido a sus propiedades como aislante térmico y acústico, algunas empresas se han lanzado a explorar los beneficios del reciclaje de cuero en la industria y la construcción. En este caso los o residuos del cuero se trituran, compactan y mezclan con un aglomerante, para obtener una pieza similar al tríplex o de varias capas que puede emplearse para reforzar el aislamiento de techos y paredes.
Restaurar y renovar
Las técnicas de recuperación y restauración del cuero hacen posible devolverle su estado original, a menos que esté demasiado destrozado. Según nuestros experto en Leathertech, para renovar una silla de cuero hay que analizar en detalle qué tipo de condición presenta, pues no todos los daños son completamente recuperables.
Si la silla presenta abrasiones o raspaduras debidas a un uso normal, lo más probable es que la capa de sellador y la pintura originales de fábrica sean las que presenten el daño, mas no el cuero como tal. En este caso hay que remover dichas capas, pigmentar nuevamente el cuero y volver a sellar. Cuando el desgaste es más profundo y llega hasta el cuero, no basta con simplemente tinturar, ya que el daño se seguirá notando. Se deben curar esos raspones o grietas antes de pigmentar y sellar para recuperar el acabado original.
En el caso de cortes ocasionados por objetos filosos, se debe analizar el tamaño y la ubicación del daño. Cualquiera que sea la reparación que se haga en estos casos, nunca obtendrás la resistencia original, por ello solo podrás restaurar en sectores donde no hay mucha presión. En caso de que se dañe una sección que esté sometida a aguantar el peso del cuerpo, te recomendamos el cambio de la pieza y darle el color y el brillo originales para evitar que luzca como un parche de material.
Finalmente, en casos en los que se presenta un desgaste muy marcado o profundo, lo más probable es que el cuero ya esté reseco o deteriorado, y la única solución será volver a tapizar por completo, sobra decir que es recomendable que evites llegar hasta ese punto.
